Desde su proclamación en 1948 como nación, el Estado de Israel ha venido librando diferentes batallas con el apoyo de las potencias occidentales que lo han convertido en el gatillero sin control en Oriente medio. Este minúsculo país que le ha arrebatado gran parte de su territorio a países vecinos, se ha constituido en una verdadera amenaza no solo para la región, sino para la paz mundial.
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Hoy escribir sobre la realidad de este país, te puede convertir para algunos devotos del cristianismo, en el más despreciable ser que ha asegurado su pase al infierno, por blasfemar en contra de los elegidos o el pueblo escogido por el mismísimo Dios. Para quienes predican y practican la piedad, no están dispuestos a aceptar que es incompatible la existencia de un Dios de amor, con un pueblo como el israelí, que se ha ganado su renombre de potencia militar, ya que actúa como un gatillero sin ley, bajo la protección y el auspicio de las potencias occidentales.
El mundo es testigo del genocidio que recientemente ha cometido el Gobierno de Benjamín Netanyahu en contra del pueblo palestino, los bombardeos indiscriminados sobre la población civil en el Líbano, Yemen, y los más recientes ataques que ha llevado a cabo en contra de Irán. Todo esto ocurre ante la mirada impávida del mundo que se limita a condenar las acciones criminales de un perro rabioso que ataca a quien le venga en gana, con el respaldo incondicional de los Estados Unidos, que desmiente cínicamente su participación en los crímenes salvajes que comete la banda de Netanyahu.
Argumentando el legítimo derecho a la defensa, y a la vez el derecho a existir como Estado, Israel se está convirtiendo en una verdadera amenaza para la paz mundial. Sus servicios de inteligencia que perpetran crímenes fuera de sus fronteras, al mejor estilo de un gatillero que goza de la protección del mundo occidental, que no se limita a golpear objetivos militares, sino que comete crímenes en contra del mundo científico, académico, y de inocentes mujeres y niños, a quienes considere sus enemigos, lo que algún día podría llevar a los pueblos libres de la tierra, a organizarse y enfrentar la amenaza de los poderosos países de occidente, que utilizan al carnicero de Benjamín Netanyahu, como el gatillero preferido para cometer los peores crímenes en contra de la humanidad.
Israel es el pistolero resuelto, el sediento vampiro que no lo sacia la sangre del pueblo palestino y de sus vecinos, el que recorre el mundo a través de su temido servicio de inteligencia “MOSSAD” para perpetrar las más repudiables acciones que la humanidad tímidamente condena, pero que cobijado por la impunidad y el suministro de armamento letal de última generación, que le suministran las naciones civilizadas, para poder reconfigurar el tablero geopolítico en medio oriente, y someter a los pueblos que no se acogen a sus imposiciones mediante la doctrina de exterminio total, lo que constituye los peores crímenes de guerra que la historia reciente haya documentado.
Mientras Rusia y China solo se limitan a condenar las agresiones israelíes en contra de Irán, el mundo sigue presenciando las amenazas que representan Netanyahu y su banda de gatilleros al servicio de las potencias occidentales, sin que nada ni nadie pueda detenerlos.
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